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Crítica :La chambre de Mariana
por Fabien Lemercier
- Emmanuel Finkiel explora el instinto de supervivencia y las pulsiones de vida y muerte a través de la mirada de un niño escondido en un burdel en plena Segunda Guerra Mundial

“Vas a conseguir que nos maten a todos; intenta contener la respiración”. Con tan solo 12 años, Hugo es un secreto sumamente peligroso, de esos que pueden costarte la vida en 1942 a manos de los alemanes que ocupaban la ciudad —ahora ucraniana— de Czernowitz. Pero en esta época profundamente oscura y desesperada de guerra y persecución de los judíos, el niño cuenta con tres ángeles guardianes: su madre, que lo saca del gueto por el sistema de alcantarillado; la joven a quien la madre le confía su hijo, al que esconde en un pequeño armario; y la propia capacidad de Hugo para refugiarse en su imaginación con el fin de combatir el aislamiento y el miedo, y afrontar la incertidumbre del futuro.
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ficha de la película], que se estrena en los cines de Francia el 23 de abril (por cortesía de Ad Vitam), marca un nuevo acercamiento de Emmanuel Finkiel al tema del Holocausto, en torno al que también giraban sus anteriores obras Voyages (1999) y Marguerite Duras. París 1944 [+lee también:
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ficha de la película] (2018). Sin embargo, esta vez se aproxima aún más al epicentro de la tragedia, adoptando el punto de vista de un testigo directo, aunque de manera fragmentaria, casi exclusivamente en un escenario cerrado, y todo ello guiado por la inocencia de un niño que se ve arrastrado por el torbellino de unos acontecimientos colosales que escapan a su entendimiento y destrozan su mundo emocional. Se trata de una prueba de supervivencia individual y una exploración en claroscuro —como a través de la mirilla— de una época desastrosa, adaptada de la novela homónima de Aharon Appelfeld, en la que también se enfrentan Eros y Tánatos, ya que el joven protagonista encuentra refugio en un burdel, más concretamente en el pequeño rincón de la habitación de una prostituta.
“Todo lo que ha pasado está grabado en las células de mi cuerpo”. La película, que se mantiene fiel a esta cita del libro, se despliega desde las percepciones de Hugo (Artem Kyryk): lo que atisba por las rendijas del armario o, a veces, desde la ventana de la habitación; lo que escucha del ir y venir cotidiano del burdel; y sus propias inmersiones en los recuerdos familiares, que son como una mezcla de sueños y pesadillas. La trama, que se teje alrededor de la intensa y tierna relación que establece con el complejo personaje de Mariana (una extraordinaria Mélanie Thierry), avanza como ondas que se expanden en el agua en cuatro dimensiones: el niño y el escondite, Hugo y Mariana en la habitación, el microcosmos del burdel —que pronto se inmiscuye en sus vidas— y los ecos de la guerra exterior que, en ocasiones, irrumpen dentro (“aquí es diferente, solo hay hombres, ni más ni menos”). El peligro de ser descubierto es constante, al igual que el riesgo de que los recuerdos se desvanezcan…
La chambre de Mariana, que constituye un desafío artístico fascinante que rehúye del naturalismo y coquetea tanto con los cuentos de hadas como con la historia que ha dado forma a nuestra sociedad actual (los alemanes, los soviéticos) —todo ello sin perder de vista la autenticidad emocional—, es una obra muy singular que explora de una manera bastante clara las muchas caras de una mente que lucha con impulsos ocultos (la vida, la muerte, el sexo, las fuerzas opuestas del deseo, los lazos familiares, la ansiedad por el abandono y la amnesia, autoestima, anhelo de libertad, instinto de supervivencia, etc.). Este terreno increíblemente rico y simbólico se ve reforzado por el uso de la luz contrastada del talentoso director de fotografía de la película, Alexis Kavyrchine. El resultado es un largometraje impregnado de una extrañeza que apreciarán plenamente los espectadores que compartan la misma onda secreta que el maravillosamente original Emmanuel Finkiel.
La chambre de Mariana ha sido producida por las francesas Cinéfrance Studios y Curiosa Films, en colaboración con Arte France Cinéma, junto con las belgas Tarantula, RTBF, Voo, Be TV, Orange Belgium y Proximus, la húngara Proton Cinema y las israelíes Metro Communication y Sunshine Films. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de WestEnd Films.
(Traducción del francés)
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