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VENECIA 2024 Fuera de competición

Francesca Comencini • Director de Il tempo che ci vuole

"Hacer un homenaje público pero también privado a mi padre suponía caminar a través del fuego"

por 

- VENECIA 2024: La directora italiana habla con nosotros sobre la valentía necesaria para evocar la relación con su padre, el director Luigi Comencini, y la importancia de la resiliencia

Francesca Comencini • Director de Il tempo che ci vuole
(© Fabrizio de Gennaro/Cineuropa)

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ficha de la película
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, el nuevo largometraje de la directora italiana Francesca Comencini, que ha sido presentado fuera de competición en el Festival de Venecia, gira en torno a la inquebrantable relación que Francesca tenía con su padre, el cineasta Luigi Comencini. La película no solo se centra en lo que este le transmitió a nivel profesional, sino también en la forma en que ambos unieron fuerzas para superar momentos sumamente difíciles.

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Cineuropa: En la película, en el plató de Pinocho, el personaje de tu padre dice que “primero va la vida, y ya luego el cine”, una frase que parece resumir la película a la perfección, en mi opinión. ¿Qué nos puedes decir al respecto?
Francesca Comencini: La frase tiene tanta relevancia que, tanto al principio como durante todo el proceso, constituyó el título de la película. Se trata de una de las enseñanzas fundamentales que la figura paterna transmite a su hija, y lo que significa básicamente es que, aunque el cine ocupa un lugar central en la vida, lo primero es la propia vida y los acontecimientos que le dan forma. A pesar de que el cine lo es todo para el padre, no duda en recordar que la vida está por encima de todo, y lo demuestra cuando los problemas de su hija le llevan a dejar de lado su trabajo para dedicarse en cuerpo y alma a resolver un problema vital. Se trata de una filosofía que también repercute en su forma de hacer cine, que se considera no solo un arte, sino también un trabajo que requiere cierto tipo de humildad. El cine se ve como una especie de artesanía noble, y las películas como productos que deben tener coherencia y, al mismo tiempo, ser atractivos para el público. Para el personaje del padre, esta frase constituye un manifiesto tanto para la vida como para la realización de películas.

No estamos acostumbrados a ver películas con el vínculo entre padre e hija como tema central, pero tu película se sale de la norma, y resulta especialmente interesante el hecho de que los demás miembros de la familia no aparezcan en la película, porque hace que la piedra angular sea verdaderamente la relación entre estas dos personas. ¿Qué te llevó a tomar esta decisión?
La idea de centrarnos exclusivamente en la relación entre padre e hija nació en la fase de escritura del guion, y todo ocurrió de una forma totalmente espontánea. Y realmente no fue ninguna elección concreta, sino el resultado de la fusión de distintos fragmentos de recuerdos con mi padre en los que, en la memoria, solo quedábamos nosotros dos. No tengo ninguna pretensión de ser realista; es una película que quiere sacar a la luz momentos y recuerdos personales que, sin embargo, espero que sean universales. Quería que lo que hay entre padre e hija fuera una especie de cara a cara abstracto. Así es como surgió la historia, como consecuencia de los fuertes nudos de la relación con mi padre, o quizá sería mejor decir que el origen son todos aquellos nudos que acabaron deshaciéndose tras realizar un esfuerzo titánico que requirió una cantidad enorme de tiempo y trabajo.

En cuanto a la autobiografía, la familia y los recuerdos personales, ¿cómo ha sido la experiencia de trabajar con tus dos protagonistas?
El trabajo que han realizado Fabrizio Gifuni y Romana Maggiora Vergano es realmente increíble, verdaderamente mágico, porque se nutre de la esfera de la memoria. Trabajamos mucho en distanciarnos de este núcleo personal para no sentirnos abrumados. Rendir un homenaje público y a la vez privado a mi padre fue como caminar a través del fuego. En mi opinión, Fabrizio Gifuni no solo es un actor extraordinario, sino que también tiene la capacidad de ponerse en la piel de las personas, incluso de las reales, con una ductilidad y una profundidad que van más allá de la verosimilitud.

Uno de los segmentos que más me conmovió de la película fue el relacionado con las drogas y la adicción, en una época y un contexto muy concretos. ¿Cómo conseguiste abordar este tema de una forma tan profunda sin seguir un estilo voyerista?
Con la edad que tengo ahora, creo que era fundamental poder hablar del tema libremente, poder eliminar el estigma vinculado a la adicción a las drogas que yo misma sentía, y todo ello sin querer dar la sensación de presuntuosidad. Y es que la adicción es una piedra con la que uno se puede tropezar, siempre. Dicho esto, sigue habiendo un hilo, como un lazo, que lleva todos los temas, y el de la adicción aún con más fuerza, de vuelta a la relación entre padre e hija. Al mismo tiempo, espero que en mi película también haya algo que, más allá de las drogas y la adicción, pueda ir dirigido a los chicos y chicas de hoy. Esa sensación de no sentirse lo suficientemente buenos, de sentirse completamente perdidos e inútiles, como dice la protagonista de la película, es algo que también veo en los jóvenes de hoy. El tema del fracaso al que hace referencia el padre, de formar parte de una generación de fracasados, de no sentirte al nivel de los que te han precedido, no solo es algo muy presente en nuestro tiempo, sino también algo alarmante que debemos afrontar. Siempre hay un momento en la vida en el que crees que no vales nada, pero luego se pasa cuando te das cuenta de que hay alguien que te quiere y te hace ver que eres importante.

(Traducción del italiano)

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