Arnaud y Jean-Marie Larrieu • Directores de Le roman de Jim
"Este es un melodrama que no es artificial, sino simplemente surgido de la vida"
por Fabien Lemercier
- CANNES 2024: Los cineastas franceses explican cómo han llevado a buen puerto su libre y excelente adaptación de la novela homónima de Pierric Bailly

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entrevista: Arnaud y Jean-Marie Larrieu
ficha de la película], que ha sido presentado en la sección Cannes Première del 77.º Festival de Cannes, es el noveno largometraje de los cineastas franceses Arnaud y Jean-Marie Larrieu.
Cineuropa: ¿Qué fue lo que os atrajo de la idea de adaptar la novela homónima de Pierric Bailly?
Jean-Marie Larrieu: Todo empezó cuando el editor nos envió el libro. Al principio nos mostramos un poco reticentes, ya que teníamos la impresión de que se trataba de un tema psicológico, sociológico, un hecho social sobre un padre antinatural. Sin embargo, en cuanto nos pusimos a escribir, detectamos una especie de familiaridad, un espíritu que impulsaba a los personajes, cierta complejidad…
Arnaud Larrieu: El libro alberga un verdadero flujo narrativo. El tiempo pasa, avanza y retrocede, y se trata de un género que nunca habíamos explorado.
J.-M. L.: El género es como una brújula. El de nuestra anterior película fue el musical, y esta vez nos hemos decantado por el melodrama, pero un melodrama que no es artificial, sino que simplemente surge de la vida. Y es que es inevitable que haya desamores a lo largo de 27 años de existencia. Como se trata de un melodrama, necesitábamos que hubiera muchas emociones, pero tenían que venir de los personajes, y por tanto de los propios actores, y no de la manipulación. No queríamos tristeza ni nostalgia, sino una emoción de exactitud.
¿Cómo enfocasteis un guion como este, que abarca 27 años de trama?
A. L.: En primer lugar, está la voz en off, que está muy presente en el guion y nos sirvió para pasar el tiempo continuando los acontecimientos, pero contándolos. A partir de ahí, todo el trabajo hasta el final del montaje consistió en eliminarla en la medida de lo posible, pero es como un andamiaje, la necesitas al principio porque si no, no sabes dónde estás.
J.-M. L.: En la novela, muy pocas escenas presentaban la estructura de escenas de película, con un principio, un nudo y un desenlace, por lo que tuvimos que inventar un centenar de ellas. Sin embargo, paradójicamente, es nuestra película más corta, a pesar de que nunca antes habíamos trabajado en un marco temporal semejante, puesto que nuestras tramas suelen durar tres o cuatro días.
¿Cómo queríais abordar el personaje de Aymeric, vuestro protagonista?
J.-M. L.: Es una persona que adopta una actitud benevolente hacia todo lo que le rodea. Busca su lugar, se mueve de aquí para allá, pero nunca en su propio interés.
A. L.: Pero esta no es la historia de una búsqueda. Nunca se pregunta qué debe hacer; las cosas simplemente le van sucediendo.
J.-M. L.: Y así es como de pronto se ve envuelto en esta historia de paternidad. Tiene una aventura amorosa con una chica embarazada, nace el niño, sigue adelante con la relación y se encuentra cada vez más apegado, asumiendo el papel de padre hasta un punto que nunca habría sospechado y del que no es realmente consciente hasta el día en que le arrebatan al niño.
A. L.: Nos gusta mantener un poco de misterio, así que no desvelamos todos los detalles de lo ocurrido. Los espectadores se identifican con el personaje, ya que se preguntan qué habrían hecho ellos en su lugar.
J.-M. L.: Es un hombre que va haciendo las cosas sobre la marcha, que no tiene un plan de vida. Siempre intenta ser lo más directo posible, decir la verdad, verbalizar lo que siente.
¿Qué nos podéis decir del medio social obrero de las provincias francesas que se retrata en la película?
J.-M. L.: Todos conocemos a gente así, pero no la vemos mucho en el cine. Puedes ser temporero y acabar en una fiesta electro a la que también van profesores. Rompe un poco los tópicos, es como la vida real, y eso es lo que acaba haciéndola tan romántica.
Todos los personajes tienen sus razones para hacer lo que hacen.
J.-M. L.: No queríamos que hubiera buenos y malos, aunque los personajes de Florence y Christophe sean un poco los villanos de la historia. No escuchamos lo que el niño tiene que decir hasta el final, y nadie se habría imaginado que pudiera resultar tan difícil.
¿Cómo encontrasteis a Karim Leklou?
J.-M. L.: Tardamos mucho en darnos cuenta de que tenía que encarnar él a nuestro protagonista. Habíamos oído hablar de él mucho antes, pero pensábamos que sería demasiado tonal para un personaje triste y melancólico como el de Aymeric. Pero cuando le conocimos, bastaron 15 minutos para convencernos. Nos recuerda a Peter Lorre, con la fuerza de los actores del cine mudo y un acceso instantáneo a lo real.
(Traducción del francés)
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